Primero el calor y ahora la lluvia... total que siempre hay cosas con el clima que afectan a las lombrices. Lo bueno es que la lluvia te puede servir para la lombricultura, aunque te tengas que mojar un poco si no traes sombrilla.
Una de las cosas que tiene el agua de lluvia es que es ideal para la lombricultura. A diferencia de la que utilizas, especialmente si es agua entubada, la lluvia es totalmente pura. Claro que puede traer algunas de las cosillas que nosotros echamos al aire, pero bueno, eso ya no lo podemos evitar.
Sin embargo, el hecho de que dejes destapadas tus cunas de lombricultivo un rato hace que tengan agua limpia y tal como les gusta. Además, las lombrices están “programadas” para nacer cuando está lloviendo (ese es su ciclo de vida natural), así que no estás haciendo ningún daño.
Si lo vas a hacer, solo recuerda que las cunas de lombricultivo son muy “suaves” para la lluvia, por lo que, si son gotas grandes, te puede dejar un campo minado para las lombrices. Las formas más simples de evitar esto son utilizar papel periódico (hasta parece que lo hicieron para lombricultura). Solo tienes que ponerlo como cubierta y dejarlo ser. Al mojarse, el papel periódico dejará pasar el agua, pero absorberá los “golpes” de las gotas de agua grandes.
La mejor es utilizar malla mosquitera. Es más trabajo pero solo necesitas ponerla como cubierta a unos cuantos centímetros del lombricultivo. Las gotas, al caer, prácticamente estallan, dejando caer un rocío a todo dar para las lombrices y con agua muy oxigenada para que no se quejen de que les falta aire.
En fin, hay que aprovechar la lluvia para algo, no nada más como excusa para estar en la casa viendo la tele. Si vas a iniciar un nuevo lombricultivo, que mejor que dejar que la lluvia moje tu nuevo material y haga que las colonias de bacterias se multipliquen mucho más.
Bueno, ya que no puedo hacer nada más por esas lombrices, me iré a ver la tele...
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